Es sabido que las emociones pueden tener consecuencias directas sobre la salud del cuerpo. Ahora, una especialista española señala que reprimir emociones también puede afectarnos. Pero no solo eso, sino que manifestar en exceso o exagerar lo que sentimos tiene el mismo efecto negativo.
Salud mental en la era digital: una invitación a “perder el miedo a perderse algo”Una serie de estudios demuestran que el cerebro, además de regular las emociones, influye en la inflamación del cuerpo. Esto explica que la desregulación emocional altere ciclos biológicos y en consecuencia la salud. Entre los síntomas habituales están las contracturas, los problemas digestivos y el insomnio.
La desregulación emocional es el episodio que sucede cuando está la sensación de no tener paz o estar en tranquilidad. “Nos alteramos con facilidad, aumenta la irritabilidad, dormimos peor y nos sentimos más vulnerables. Si esta desregulación se mantiene en el tiempo, el cuerpo empieza a resentirse”, indica la psicóloga Natalia Seijo, profesora en Trastornos Psicosomáticos de la UNED de España.
Las emociones y la inflamación corporal
Diversos estudios se constituyen como prueba de que la misma región del cerebro que regula las emociones es la que envía indicadores de inflamación. Seijo explica que cuando atravesamos períodos de desregulación emocional, lo que sentimos promueve la inflamación de los tejidos.
Aquí se presenta una dicotomía para la profesional: reconocer cuándo la inflamación es producto de una infección u otra enfermedad y cuándo se produce a causa de un malestar emocional. Por eso sostiene que es importante prestar atención al estado emocional ante la aparición de alguna sintomatología.
En este sentido, cuando el malestar no depende de una causa médica, algunos indicadores que permiten identificar que se trata de una somatización. Si la causa que produce una inflamación es emocional, es probable que el estado empeore en situaciones de estrés, tensión o tristeza o que mejore en momentos de calma y tranquilidad. “Somatizar es natural”, reconoce Seijo pero aclara que esta respuesta del cuerpo avisa que no se está dando la homeostasis, es decir, que hay una falta de equilibrio interno.
Para combatir la somatización que genera malestar físico, se puede apelar a las defensas psicológicas. Se trata de mecanismos que incorporamos a lo largo de la vida a manera de autodefensa para protegernos de situaciones de dolor. Es importante, por lo tanto, incorporar más mecanismos de defensa psicológica, así como aprender a regular las emociones.
Fuente: Infosalus